A QUIÉN LE AMARGA UN DULCE?


@damotart
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¿Te ha entrado alguna vez la culpa por comer pastelitos, bollería industrial, chocolates..?¿Tienes algún guilty pleasure* que a veces se vuelve en tu talón de aquiles?¿Te has castigado después de comer algo "poco saludable" y te has restringido a posteriori alguna comida para compensar?..... Espera espera!.... CULPA, PECADO Y CASTIGO! ¿No te das cuenta que nuestra mente se empeña en opacar estos instantes de pureza y felicidad? Estamos dejando que la base de datos en nuestra cabeza, cada vez más recargada de información e influencia social, acalle a nuestros sentidos, si si, TODOS NUESTROS SENTIDOS: 
EL OLFATO.. Cuando pasamos por una pastiserie y nos embriaga esa mezcla de olores a criossans recién horneados, tartas de hojaldre con recubrimiento de frutas, bollos rellenos de chocolate negro, avellanado, blanco.. 
EL GUSTO.. Cuando experimentamos esa explosión de sabores en la boca a crema, cacao, piñones, fresas frescas, cacahuetes.. que elaborados con harinas y en buena armonía con almíbares, mantequillas, aceites, leche y azúcar hacen que se nos encienden todas las hormonas de la felicidad al instante. 
LA VISTA.. Cuando nos quedamos embelesados frente al escaparate de una pastelería o al stand de dulces en el supermercado admirando la perfección en la combinación de texturas esponjosas, cremosas, crocantes.. y el espectáculo de colores tan apetecibles que nuestra mente transporta a momentos de placer. Enseguida empezamos a soñar despiertos eligiendo cuales nos tomaríamos por su mejor pinta mientras se nos hace la boca agua. 
EL TACTO.. Nos lo da la textura, desde la cremosidad de una cucharada de crema de chocolate y avellanas, pasando por la esponjosidad de un muffin al crujiente de un hojaldre bien horneado.. la vista nos desvela lo que viene a continuación, es la antesala al gran banquete, lo que consigue ponernos en alerta para enfocar toda nuestra atención a lo que será una buena experiencia. 
EL OÍDO.. Aunque parezca mentira también lo incluyo en el juego por el crujir de un recubrimiento de ese chocolate oscuro con trocitos amargos de naranja o un chocolate blanco con almendras y caramelo, ese sonidito aireado al hincar el diente a un pastelito esponjoso, hasta el abrir un envoltorio de una chocolatina con interior cremoso de pistacho o un bombón de cereza. Creo que son suficientes los motivos para no sentirnos culpables, porque comer algo que nos hace sentir bien no es un pecado con lo cual no debería haber castigo. El equilibrio y la disciplina constituyen la clave del éxito, y esto lo debemos aplicar a nuestros hábitos alimenticios día a día para conformar una vida saludable dando también cabida de manera mesurada a esos momentos de recreo culinario que tanto nos despejan y alegran la mente pues al final son importantes sobretodo para nuestro sistema emocional. No vamos a comer bollos todos los días,es más, si lo hiciéramos sería perjudicial y no lo disfrutaríamos pero dentro de unos buenos hábitos deberíamos ser capaces de guardar orgullosos una parcela para esos momentitos de placer tan comunes pero a la vez tan íntimos. Podéis sentiros libres de extrapolar esto a cualquier otro aspecto de la vida, yo lo hago.

  *Guilty pleasure: Literalmente "plazer culpable" mejor interpretación= Pecado inconfesable 

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